Los pensamientos intrusivos obsesivos se caracterizar por ser tremendamente desagradables para la persona que los experimenta, interrumpen e irrumpen en la vida de una manera no deseada, causando un elevado malestar porque suele coincidir que son ideas que generan mucho miedo, angustia y duda.
Aún pareciendo a quién los experimenta que pudieran tener cierta lógica, aparecen de una manera tan urgente e intensa, que hacen dudar a la persona de ese “supuesto correlato con la realidad”, como si fueran alarmas puestas en nuestra mente para tener que atender a costa de todo, incluso de nuestra salud mental. Como si hubiera que hacerles caso “sí o sí”.
Entender por qué estos pensamientos se interpretan y se sienten de manera tan intensa y tan reales, especialmente para personas con trastorno obsesivo compulsivo (TOC), puede ser fundamental para ayudarse a desfusionarse (“separarse”) de la idea obsesiva; y poder, por tanto, gestionarla sin necesidad de realizar una conducta de seguridad o compulsión.
¿Qué son los pensamientos intrusivos?
Son imágenes, sensaciones físicas o ideas que aparecen de manera involuntaria, siendo egodistónicos, es decir, van en contra de nuestros deseos y valores personales. La intrusividad de una idea forma parte del procesamiento normal de la información por parte de nuestro cerebro, pero el problema surge cuando esas ideas se vuelven tan intensas, frecuentes y duraderas que se convierten en obsesiones que son difíciles de ignorar.
Desde el punto de vista neurológico, se puede observar en personas con ideas intrusivas:
- Hiperactividad en la corteza orbitofrontal, encargada de la detección de errores y control de impulsos.
Es decir, se detectan más errores, o se interpretan más situaciones como potencialmente peligrosas, aunque el contexto o ambiente no requiera realmente de dicha atención; así como aparece una dificultad añadida en refrenar las conductas de protección, es decir, es más difícil poder ignorar lo que se ha identificado como peligro erróneamente.
- Hiperactividad en el núcleo caudado, encargado, entre otros, del adecuado ajuste de respuestas emocionales. Es decir, se vive con más angustia, ansiedad, asco, miedo o duda.
Esto influye, a que la persona experimente como urgente y real la aparición de pensamientos intrusivos, como si de alarmas tremendamente importantes se tratasen.
La importancia de la interpretación de esas señales
No obstante, los pensamientos intrusivos no son únicamente un “inadecuado” funcionamiento cerebral, o una manera divergente de interpretar la realidad.
Uno de los factores que más influye en la vivencia intensa de los pensamientos intrusivos, ayudando a mantener su carácter obsesivo, es la interpretación (variable cognitiva) de esos pensamientos como peligro, ya que al generar malestar se interpreta la ansiedad como una señal inequívoca de urgencia.
“Si lo pienso por algo será”, “Si lo siento, será porque es real”, “Si lo pienso, lo tengo que controlar”, “Si lo siento, puede hacerse real”. Estas son algunas de las interpretaciones erróneas que se dan a la propia idea intrusiva.
Lo que pensamos sobre nuestros pensamientos influye en que la experiencia vivida sea aún más angustiante, favoreciendo la aparición de compulsiones como estrategias de control poco eficaces. Por eso es también relevante la parte de intervención cognitiva dentro de una terapia específica para TOC. Comprender estos mecanismos de interpretación es fundamental para no caer “en la trampa del TOC”.
La interpretación de la aparición de las intrusiones como “señales” catastróficas o morales, son distorsiones cognitivas comunes cuando se convive con los síntomas del TOC.
¿Se pueden llegar a manejar? ¿Le pasa algo “raro” a mi cerebro?
Para la primera pregunta tenemos buenas noticias: sí existen tratamientos específicos efectivos para abordar las ideas intrusivas.
A la segunda pregunta: no, no hay nada “raro”, ni “malo” en tu cerebro. Sucede entre el 1 y el 3% de la población, según los datos epidemiológicos con mayor aval científico. Eso es mucha gente.
Tu cerebro no está “enfermo”, y aunque en muchos casos la terapia psicológica se combina con tratamiento farmacológico, la interpretación de las ideas puede modificarse a través de cambios de conducta y de nuevas maneras de procesar la información. El cerebro es moldeable a través de los cambios terapéuticos que se pueden alcanzar en consulta psicológica. Eso es sin duda, otra buena noticia.
Los pensamientos intrusivos suelen afectar más intensamente a personas con valores y creencias morales fuertes, por eso en muchas ocasiones pueden generar una culpa intensa.
Sobre la culpa hay una entrada específica en el blog si quieres echarle un vistazo.
No te creas todo lo que piensas. No eres tus pensamientos intrusivos. Si quieres ayuda para aprender a manejarlos, puedes contactar sin compromiso. La experiencia de vivir con ideas, imágenes o sensaciones intrusivas es muy desagradable, pero se puede intervenir.